En la actualidad, el impetuoso mercado laboral supone un reto para los jóvenes profesionales que buscan incorporarse a alguna industria y comenzar un nuevo empleo.
Algunas disonancias que se han presentado entre las vacantes que ofrecen las empresas y las habilidades laborales con las que cuentan los candidatos han obstaculizado miles de contrataciones en los últimos años.
Conforme más avanza la tecnología, más se especializan las competencias con las que debe contar la fuerza laboral. El talento mejor capacitado tiene una alta empleabilidad y posibilidades de crecimiento profesional que mejoren su calidad de vida.
El Banco Interamericano de Desarrollo define las habilidades laborales como el conjunto de características que permiten a las personas desempeñarse exitosamente y progresar en el mercado laboral; estas se cultivan, desarrollan y adquieren a lo largo de la vida.
Abarcan todos los conocimientos, destrezas y comportamientos necesarios para realizar las tareas requeridas en un determinado puesto. No se limitan a lo técnico, sino que también otorgan un importante valor a otro tipo de habilidades, como la comunicación y la adaptabilidad.
Existen tres categorías de habilidades según su tipo:
Cognitivas. Son aquellas habilidades relacionadas con el pensamiento y que nos permiten pensar, recordar, razonar, reflexionar, aprender y prestar atención. También incluyen los conocimientos académicos con los que cuenta una persona, como conceptos, procedimientos, corrientes, métodos y estrategias.
Blandas. Determinan la forma de trabajar y relacionarse con los demás de las personas, en tanto tienen que ver con los atributos, comportamientos y rasgos de personalidad de cada uno.
Son las habilidades que nos distinguen de las máquinas y añaden valor a lo que hacemos, como el diálogo, la negociación, la resolución de problemas, la empatía, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, el liderazgo, la asertividad y la confiabilidad.
Duras. También conocidas como habilidades técnicas, son las destrezas aplicables a cada ocupación o profesión, respectivamente. Son las competencias requeridas para desempeñar un determinado trabajo, como el diseño, el análisis de datos, el manejo de software, la programación o el cálculo diferencial.
Un informe del ManPowerGroup Latinoamérica reveló que, en la actualidad, las empresas están en búsqueda de candidatos que cuenten con un buen balance entre habilidades duras y blandas.
El talento mejor capacitado es aquel con la capacidad para gestionar recursos y herramientas, impulsar la digitalización y afrontar la inestabilidad del mercado.
A continuación enlistamos las habilidades con mayor demanda en el campo laboral, que impulsan la empleabilidad de los profesionales en la actualidad:
La colaboración y el trabajo en equipo son cruciales para el funcionamiento operativo de una empresa; incluso tienen el potencial de promover el rendimiento a través de la confianza, el respeto y la comunicación, que conducen a una mayor eficacia en los procesos.
Está presente en la comunicación directa, sincera y efectiva. Interviene al momento de escuchar atentamente a los demás, y al responder expresando nuestras ideas con claridad, seguridad y respeto. Favorece la toma de decisiones y el clima organizacional dentro de la empresa.
Tener la seguridad para proponer soluciones a los problemas que se presentan día a día es de mucho valor para las empresas modernas. Requiere que los profesionales sean creativos, críticos e innovadores.
Tiene que ver con la motivación de los profesionales para destacar en su trabajo y autogestionar sus actividades para impulsar el rendimiento y la productividad de su empresa. Es especialmente útil en los entornos de trabajo digitales o de mayor independencia laboral.
El mundo cada vez más transita por la ruta de la tecnología y opta por automatizar procesos o incorporar soluciones tecnológicas que optimicen el flujo de trabajo. Por eso, las habilidades tecnológicas aumentan el valor del talento para las empresas.
Aunque parezca complicado, lograr posicionarse y destacar en el mercado laboral es cuestión de prepararse acorde a las necesidades del sector de tu elección, sin dejar de lado la formación personal, en valores y habilidades interpersonales.
El reflejo de una buena instrucción está en la forma en que trabajamos y nos relacionamos con los demás, por eso, el talento más valioso tiene calidad humana, además de una excelente educación profesional.
Esta combinación es la base de nuestro enfoque en Justo Sierra: formar individuos preparados no solo para sobresalir en su ámbito laboral, sino también para ser líderes integrales en la sociedad.
No dudes en contactarte con uno de nuestros asesores, estamos aquí para guiarte hacia un brillante futuro profesional.