La alimentación juega un rol esencial en el desarrollo del niño, por lo que es muy importante que éste ingiera alimentos ricos en nutrientes para crecer sanamente. En México, el principal problema de nutrición que padecen las niñas y los niños de entre seis a once años es la presencia de obesidad y sobrepeso.
México ocupa el primer y sexto lugar en obesidad de adultos e infantil en Latinoamérica, y esto ocurre ya que no existe una educación correcta sobre la nutrición y la alimentación que debemos llevar en el hogar, lo que provoca que el niño crezca con esa mala educación y de adulto desarrolle problemas en su salud, siendo un ciclo sin fin, ya que al no estar informado comparte con sus hijos los mismos malos hábitos alimenticios.
La edad temprana abarca desde el nacimiento hasta los tres años de edad. En esta etapa, la leche materna es el alimento ideal para el recién nacido porque cubre las necesidades de energía, proteínas, vitaminas, minerales y agua que necesita el bebé para crecer y desarrollarse de manera adecuada.
En México, solamente uno de cada tres bebés recibe leche materna como alimento exclusivo hasta los seis meses. La mayoría recibe alimentos o líquidos adicionales desde su primer mes de vida, como fórmulas, leche de vaca u otro animal y bebidas azucaradas, lo que incrementa las posibilidades de que el niño o niña crezca con obesidad.
Las causas principales en niñas y niños son el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal, así como de bebidas azucaradas, las cuales se adquieren fácilmente por su amplia distribución, bajo costo y su promoción en medios masivos. La falta de actividad física es otro factor que amplifica el problema.
En México, más del 95% de los casos de obesidad infantil se deben a dietas con alto valor calórico y a la disminución de la actividad física. Tanto la obesidad como el sobrepeso pueden prevenirse al mejorar los hábitos de nutrición y salud, y también al promover una mayor actividad física. En el caso de la obesidad o sobrepeso infantil regularmente es provocado por falta de educación alimenticia dentro del hogar, adicional a esto, hay factores que desencadenan estás enfermedades.
Según un estudio, la falta de actividad física es más dañina para la salud que la obesidad. En México, el 13.6% (1.5 millones) de los niños menores de cinco años están en riesgo por falta de actividad física.
El 65% de los niños y jóvenes mexicanos no se ejercitan y llevan un estilo de vida sedentario que los pone en alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la diabetes, cáncer, hipertensión arterial y osteoporosis.
La malnutrición o el comer mal representa el 20% de las causas de muertes en todo el mundo. Los países en desarrollo como México, en los que se obtienen ingresos medios, suelen tener más problemas en materia de salud que los países pobres y ricos.
Esto debido a que la población, especialmente infantil, tiene acceso a una alta disponibilidad de productos ultraprocesados y un bajo consumo de alimentos frescos como frutas y verduras, lo que desencadena el aumento de la obesidad, diabetes y enfermedades del corazón.
En México, uno de cada ocho niños y niñas menores de cinco años padece desnutrición crónica, un tipo de malnutrición que se presenta principalmente en los estados del sur de México y en las comunidades rurales. La falta de una dieta suficiente, variada y nutritiva está asociada con más de la mitad de las muertes de niñas y niños en todo el mundo.
La desnutrición hace que las niñas y niños sean más propensos a morir por enfermedades y presentar retraso en el crecimiento durante el resto de su vida. No es necesario un grado avanzado de desnutrición para sufrir consecuencias graves; tres cuartas partes de los niños y niñas que mueren por causas relacionadas están sólo ligera o moderadamente desnutridos.
Como consecuencia de la desnutrición crónica, los niños y adolescentes de los estados del sur de México tienen alrededor del doble de probabilidades de tener bajo peso o talla para su edad que los que viven en el norte. En México, los niños y niñas de entre uno y dos años presentan los porcentajes más altos de desnutrición crónica.
El Nutriólogo es considerado un agente de cambio, por lo que su preparación y práctica clínica deben adaptarse a los nuevos retos de este siglo que ha traído muchos cambios. Al igual que un Médico, Odontólogo, Enfermero y Profesional en Deporte, un Nutriólogo siempre será útil en una sociedad que exige sus servicios para satisfacer al sector de la salud, que es uno de los más importantes del mundo.
En el caso de los problemas infantiles actuales en materia de nutrición, es muy importante la participación de los Nutriólogos en la solución de estas situaciones para permitir el fortalecimiento del sector salud, el cual se encuentra muy fracturado en la actualidad.
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